Gustavo Adolfo Bécquer fue un pota que escribialeyendas rimas .
que nacio en sevilla en 17de fedrero de1836 y 22 de diciembre de 1870 (34 años)
poesma
Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de este himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de este himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
Pero en vano es luchar; que no hay cifra
capaz de encerrarlo, y apenas, ¡oh hermosa!
Si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, cantártelo a solas.
capaz de encerrarlo, y apenas, ¡oh hermosa!
Si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, cantártelo a solas.
LEYNA LOS OJOS VERDES Esta es una leyenda de amor. Amor de un reconocido héroe (Fernando) hacia una mujer de ojos verdes que habita en un lago.La leyenda comienza en una cacería. Fernando de Argensola encabeza la cacería, que se había convertido en una persecución. Perseguían a un pobre ciervo que huía herido. Como último recurso, el ciervo se adentra en una zona de árboles. Al ver esto, un montero al servicio de Fernando de Argensola, gritó “¡Alto todo el mundo!”; y pidió a su señor que por favor abandonase la cacería, argumentando que había oído leyendas sobre esa zona a la que llamaban la fuente de los Álamos. Fernando se negó rotundamente a desperdiciar esa pieza y, haciendo caso omiso a las palabras de Iñigo, el montero, decidió adentrarse en aquella zona boscosa y conseguir aquel ciervo que tanto se había resistido hasta entonces. Han pasado días desde que don Fernando se adentró en el bosque y volvió con la pieza sano y salvo; mas su montero no se queda tranquilo y observa en él un cambio de color y bastante sombrío. Le comento a su amo sus observaciones y éste le contesta que estaba enamorado, enamorado de una mujer que vio en la fuente de los Álamos pero que nadie la había visto antes. Le enamoraron sus ojos verdes. Fernando de Argensola le pide a Iñigo que le ayude a encontrarla y a averiguar quien era aquella mujer tan bella. Un día de los que Fernando rondaba por la fuente de los Álamos en busca de aquella hermosa mujer, la encontró de nuevo y dándose cuenta que aquella ocasión no se repetiría muy a menudo, rápidamente se le declaró. La bella mujer vacilaba la pregunta y le insinuó a Fernando si le seguiría amando si ella no fuese o dejase de ser una mujer de carne y hueso, a lo que Fernando contestó, sin dudarlo, sí. Tras esta respuesta, Fernando percibió como el susurro del viento le decía: “ Ven, ven...”, Fernando se acercó a la mujer y, con un beso, se adentraron en las aguas del lago. Esta leyenda, como todas, consta de introducción, nudo y desenlace: - La introducción abarca desde el primer párrafo hasta el 15º. - El nudo se encuentra entre el párrafo 16º hasta el 38º. - El desenlace se sitúa en los párrafos que se encuentran entre el párrafo 39º y el último. En esta leyenda hay tres personajes a destacar: - Iñigo: es un montero a servicio de Fernando de Argensola, que le advierte de los peligros de la fuente de los Álamos. - Fernando de Argensola: héroe, hijo primogénito, se adentra en la fuente de los Álamos y se enamora de la hermosa mujer de ojos verdes. - Mujer de ojos verdes: enamora a Fernando. Esta leyenda es distinta a las anteriores, es de amor. Me parece que Bécquer utiliza aquí demasiadas palabras poéticas, y ha llegado a despistarme en algunos momentos. Desconozco el motivo, pero hasta ahora no me han gustado ninguno de los finales; este final me hace pensar que tenía planeado editar una segunda parte. No se sabe si Fernando muere o no. Yo añadiría un “continuará”. De todas formas, me ha encantado la introducción que da Bécquer a la leyenda; me pregunto si habrá pintado el cuadro. |
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